domingo, 9 de mayo de 2010

LOS TRES MOMENTOS DEL AMOR: MOMENTO 3

"Parezco destrozada, ¿verdad? Pero estoy loca."

LOS TRES MOMENTOS DEL AMOR: MOMENTO 2

"Parezco triste, ¿verdad? Pero estoy destrozada."

 

LOS TRES MOMENTOS DEL AMOR: MOMENTO 1

"Parezco feliz, ¿verdad? Pero me siento triste."

UNA HISTORIA DE AMOR: "TIME"


Descubrí a Kim Ki-duk por casualidad, al sacar Samaritan Girl de un videoclub. Creía que iba a ver una película de terror, ya que la había encontrado en esa sección: a pesar de ello, la historia me atrapó desde el principio y lo primero que hice después de verla fue dirigirme a la FNAC para comprarla. Desde entonces, la he vuelto a ver cinco veces y ahora he empezado a repasarla en coreano. La bocanada de aire fresco fue tal que sólo podía pensar en el siguiente estreno de este director, así que cuando en las Navidades del 2006 llegó el de Time, no dudé en recorrer los 90 km que me separaban del único cine de mi Comunidad donde se exhibía. Y desde luego que mereció la pena. Volví a verla poco después en Madrid y además me compré la otra película de Kim Ki-duk que hace tiempo había salido en DVD: Hierro 3.

Como Samaritan, Time me ha llegado hasta los tuétanos. Ya el mismo título y la sinopsis que había oído prometían otra esperada rara avis en el panorama rancio, anquilosado, anodino y monocorde del cine actual, sobre todo si se trata del norteamericano: una historia original y sincera acerca del paso del tiempo y sus consecuencias, normalmente eludidas de palabra pero siempre ineludibles de hecho, en una relación de pareja. Pero la película va más allá de eso y se atreve a adentrarse en senderos raramente transitados por el cine, abriendo la llaga de una cuestión aún más honda: ¿sabe realmente uno lo que quiere? Cuando Ji-woo da a Seh-hee por perdida, deja de fijarse en las mujeres a las que hasta entonces tanto había deseado y por fin empieza a valorarla de verdad: estar con ella supondría cualquier cosa menos la frustrante rutina que prácticamente le estaba convirtiendo en un impotente.


Pero hay más: cuando bajo su nuevo e irreconocible aspecto ella regresa al cabo de seis meses y logra convertirse de nuevo en el anhelado objeto de deseo de Ji-woo, no sabe cómo sentirse, si feliz por haber logrado su objetivo, triste por comprobar con qué relativa facilidad su ex-novio se ha convertido en su novio o celosa por Seh-hee, a la que Ji-Woo sigue echando de menos, tal como ella, en una maniática y peligrosa puesta a prueba, comprueba al preguntarle qué sentimientos alberga con respecto a su ex-novia. En mi opinión, ni los celos incontrolables de Seh-hee por las mujeres que antes miraba Ji-woo ni los de See-hee por Seh-hee son exagerados o patológicos, sino sentimientos universales e intemporales que afloran tan pronto como se dan las circunstancias que vemos sucederse en esta historia.


En definitiva, como el otro día le oí a un director español que hablaba de su último estreno, cine que no va sobre el cine, sino sobre la vida. Por eso en estas películas de Kim Ki-duk nada suena a forzado ni nadie sobreactúa. El guionista y director pone en escena con deliciosa naturalidad unos presupuestos sencillos y unos actores que no parecen tales, y a continuación desaparece por completo para dejarnos solos respectivamente ante y con ellos. Uno sale del cine tan sobrecogido por la refrescante sinceridad de estas obras de arte, que necesita semanas para comenzar a creerse que las demás películas, las que resignadamente se irá tragando a falta de algo mejor, no son sino refritos afectados y previsibles del mismo cuento para niños de siempre que se quedan muy, muy por debajo de aquello que le conmovió sin que uno pusiera nada de su parte.

Lo que más me gustó: Las últimas secuencias, desgarradoras, en que See-hee busca desesperadamente a Ji-woo en la cafetería, en la calle y sobre todo en el metro, creyendo dar con él cada vez que encuentra en otros hombres un cierto parecido (me recuerdan la secuencia final de Samaritan, cuando Yeo-Jin trata de alcanzar en vano a su padre, que la abandona para siempre sin previo aviso). También la magia de sus reencuentros, primero en el barco y más tarde en la cafetería, donde ella ha empezado a trabajar suplantando a la camarera que veíamos al comienzo de la película.


Frase favorita: "Ha salido todo como quería. Parezco alegre pero me siento triste" (de See-hee, sentada en la cama junto a Ji-woo, antes de darle la bofetada).