miércoles, 26 de mayo de 2010

LA MILICIA DEL AMOR

Cuando decimos que hemos conquistado a una mujer, ¿estamos realmente empleando una metáfora?

Los antiguos vieron en el mito de los amores adúlteros entre Afrodita y Ares (Odisea VIII 267 ss) una alegoría de la realidad que afecta a los humanos: el amor y la guerra no son dos conceptos tan antagónicos como nos podría parecer. Más bien, van cogidos de la mano e incluso se funden en uno. De hecho, algunos poetas presentaban a Eros como hijo de Ares y Afrodita.



Ovidio, Amores 9:

"Es soldado todo amante y Cupido tiene su campamento propio."

"¿Quién, a no ser un soldado o un amante, es capaz de soportar el frío de la noche y la nieve mezclada con lluvia copiosa? Uno es enviado como espía a los odiosos enemigos, el otro tiene los ojos puestos en su rival, como si de un enemigo se tratase. Uno asedia ciudades poderosas, otro el umbral de su amiga altanera; uno rompe las puertas de una ciudad, como el otro las puertas de una casa."

"Marte es dudoso y no es segura Venus: los vencidos tornan a alzarse, y aquéllos de los que negarías que pudieran alguna vez abatirse, caen."


Cantar castellano del Siglo de Oro:
"De buenas armas me armé
quando de vos me enamoré.
Morenica, díme quándo
tú serás de mi vando.
Díme, amor, díme, amor, quándo
has de ser tú de mi vando. 
¡Hay, Amor, queráysme ayudar
en guerras de amar"

Antiguo refrán castellano:

"De buenas armas es armado quien con buena muger es casado."


Cristóbal de Castillejo, Sermón de amores (siglo XVI)

"Pues si comparar queremos
la vida del amador
al hombre guerreador,
en mil cosas la veremos
semejante.
Anda en guerra todo amante."


Leopoldo Alas Clarín, La Regenta:

"Supongamos que Ana consentía en hablar con don Álvaro a solas. ¿Dónde podía ser? ¿En casa del Regente? Imposible, pensaba el seductor; esto ya sería una traición formal, de las que asustan más a las mujeres; semejantes enredos no podía admitirlos la Regenta, por lo menos al principio. La casa de Paco era un terreno neutral; el lugar más a propósito para comenzar en regla un asedio y esperar los acontecimientos. Don Álvaro lo sabía por larga experiencia. En casa de Vegallana había ganado sus más heroicas victorias de amor."