jueves, 16 de junio de 2011

EL MORBO DE LO PROHIBIDO

¿Cuál puede ser la razón de que sean precisamente las fuentes cristianas las que más extensamente se recrean en los detalles "escabrosos" del mito? La respuesta puede estar en estas palabras de CHRISTOPHER HITCHENS, Dios no es bueno, págs. 70-72:

"Basta con indagar en la historia del miedo al sexo y su prohibición para tropezarse con una relación muy inquietante entre lascivia y represión extremas. [...] Cuando el doctor Samuel Johnson hubo finalizado el primer diccionario auténtico de la lengua inglesa, recibió la visita de una delegación de ancianas damas respetables que deseaban felicitarlo por no haber incluido en él ningún término indecente. Su respuesta, que consistió en decirles que le alegraba ver que las damas los habían buscado, contiene casi todo lo que debe decirse a este respecto. [...] Simplemente me río cuando leo el Corán, con sus interminables prohibiciones en relación con el sexo y su corrupta promesa de disipación infinita en la otra vida."


El capítulo que más incide en este aspecto de lo erótico es La locura:

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