martes, 15 de febrero de 2011

GUÍA DEL DOCUMENTAL (8): EL REMEDIO



El Lenguaje Del Amor

Psique en el pozo, de Benjamin Edward Spence (c. 1860).
 Fotografía tomada en la Walker Art Gallery, Liverpool.

 Psique de Wolf von Hoyer (1842).
Fotografía tomada en la Neue Pinakothek, Munich.

 Psique sobre un dromedario, relieve del siglo II a. de C., procedente de Alejandría de Tróade (Turquía). 
Fotografía tomada en el Museo del Louvre. "Tanto la función como la interpretación de este relieve son inciertas. Psique con sus alas de mariposa a lomos de un dromedario podría simbolizar el viaje del alma hacia el país de los Bienaventurados." (Nota del museo).

Psique y Eros, mosaico del siglo III d. de C., procedente de Samandaǧi y conservado en el Museo de Antakya (Turquía).
Mientras Eros duerme, Psique (con alas de mariposa) le arrebata el arco y se dispone a sustraerle la aljaba, que está colgada de un árbol. La representación del Amor durmiendo es alegórica: simboliza aquellos momentos en que el Amor baja la guardia o se debilita, es decir, los propicios para defenderse de él.
 
Sello hallado en Delos.
El Alma, con alas de mariposa, ata a Eros a una columna.

Ártemis "Braschi", copia romana de un original griego, siglo I a. de C.
Fotografía tomada en la Gliptoteca de Munich. Ártemis era la diosa de la caza, la diosa virgen que rehuía cualquier contacto físico con los dioses y los mortales. De ella eran devotas las personas que, como Hipólito, se entregaban al celibato. Los poetas recomendaban, como bálsamo contra el amor, la dedicación a actividades como la agricultura y la cacería.

 Elegía, de Bouguereau (1899).
La elegía era un subgénero de la poesía lírica que abarcaba una amplia temática, aunque se especializó en la amorosa, y casi siempre en su vertiente pesimista. Tanto fue así, que el término elegía acabó asociándose a lo luctuoso, y la pintura de Bouguereau es un buen ejemplo: hasta el propio Amor llora de dolor.

Cupido y Psique, de Rodin (1893).
De nuevo el motivo del abandono, del amante que agarra con fuerza al Amor en el momento en que emprende su vuelo.


Venus y las ninfas desarmando al Amor, de Claude Michel (1783-1814).
Fotografía tomada en el Museo del Louvre. El motivo del robo de las armas del dios es muy popular en el arte clásico y neoclásico: significa defensa del alma frente a los ataques del Amor.

 
Psique, de Falconet (1761).
Esta obra fue concebida por el autor como un correlato de El Amor amenazador: el Alma responde al Amor con otra sonrisa, ya que sus flechas de nada le sirven sin el arco, que ella le ha robado.

 
Sello hallado en Delos.
Eros atado a una columna.

 
Venus y Amor, de Reinhold Begas (1864).
El motivo de Eros o Cupido llorando es de nuevo alegórico: una de las estrategias de las que se sirve el Amor para perseverar o regresar es el llanto, con el que pretende despertar compasión para emponzoñar de nuevo al Alma.

La Juventud cautivando al Amor, de Jean-Esprit Marcellin (c. 1861).
Fotografía tomada en el Museo del Louvre. Motivo alegórico: la Juventud lleva aprisionado al Amor con una cadena hecha de rosas.

 
Cupido persiguiendo a Psique, de Gibson (1864).
Fotografía tomada en la Walker Art Gallery, Londres. El relieve "es una representación del tema del amor y su lucha por el alma humana". (Nota del museo).

Cupido y Psique, de Filippo della Valle (1732).
Fotografías tomadas en la Wallace Collection de Londres.

Figurilla de terracota del siglo III d. de C. hallada en el ágora de Atenas.
Se combinan aquí dos motivos: el del Amor durmiendo (ya visto), y el de la antorcha invertida, también símbolo del amor apagado.

Ánfora de figuras rojas procedente de Vulci, siglo V a. de C.
Fotografía tomada en el Museo Británico.
La Musa Terpsícore tocando una especie de arpa. Las Musas personifican el trabajo, el sacrificio, la creatividad, la poesía, las artes en general. Son el mejor antídoto contra el Amor.
 
 Las ninfas, de Bouguereau (1878).
Las ninfas son, como los sátiros, divinidades relacionadas con el Amor: representan la ociosidad, la vagancia, la frivolidad, la sensualidad, el imperio de los sentidos.

Sarcófago de las Musas, procedente de la Vía Ostiense, primera mitad del siglo II d. de C.
Fotografía tomada en el Museo del Louvre. Se reconocen las nueve Musas, de izquierda a derecha: Calíope (poesía épica), Talía (comedia), Terpsícore (danza), Euterpe (flauta), Polimnia (pantomima), Clío (historia), Érato (lírica coral), Urania (astronomía) y Melpómene (tragedia). Las Musas son la perfecta antítesis del Amor, de Afrodita, los sátiros y las ninfas. Estas últimas divinidades representan las fuerzas salvajes de la naturaleza (van desnudas), viven en la frivolidad y la holgazanería (sonríen malévolamente y son pueriles), fomentan el caos (desencadenan odio y destrucción) y premian la mentira (se entregan a las personas más astutas y fingidoras). En cambio, las Musas simbolizan la humanidad (siempre aparecen vestidas), se desenvuelven en la discreción y la laboriosidad (se muestran serias, cultivan las artes y las ciencias), promueven la armonía (sus gestos son serenos) y recompensan el estudio (inspiran a los que ejercitan sus facultades).

Kýlix ateniense, siglo V a. C.
Un hombre maduro ofrece dinero a un joven a cambio de relaciones sexuales (en la inscripción se lee ΗΟ ΠΑΙΣ ΚΑΛΟΣ: "el muchacho es hermoso"). La pederastia estaba extendida sobre todo entre los aristócratas, que podían permitírsela gracias a sus rentas (los jóvenes accedían a sus pretensiones sólo a cambio de dinero).

El Tiempo cortándole las alas a Cupido, de Pierre Mignard (1694).

Anacreonte arrancando una pluma de las alas del Amor, de Augustin Pajou (1750).
Fotografía tomada en el Museo del Louvre.

Inspiración, de Bouguereau (1898).
Junto con la pobreza, la poesía es el principal remedio contra el Amor, un fármaco suministrado por las Musas en forma de inspiración.